Escrito por Adam Hanlon, editor de Wetpixel

 

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Foto: WETPIXEL

Muy pocos fotógrafos subacuáticos intentarían dañar deliberadamente el medio marino y las criaturas que lo habitan. Sin embargo, cada vez que nos adentramos en el mundo submarino, nuestra mera presencia tiene un efecto. Las criaturas submarinas de todos los tamaños necesitan conservar su energía y usarla de la manera más eficiente. El simple hecho de prevenir a un animal de llegar con seguridad a un arrecife, molestarlo mientras se entierra en la arena o interrumpir su conducta de alimentación ocasiona un impacto.

Para prevenir daños involuntarios al mundo submarino, los fotógrafos no solo necesitan desarrollar sus competencias de buceo pero también la habilidad de investigar, observar y entender cómo se comporta la vida marina. Esto implica la ventaja añadida de predecir la conducta del sujeto, permitiendo al fotógrafo estar en el lugar «correcto» en el momento apropiado.

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En cuanto a las habilidades de buceo, si el fotógrafo no puede capturar la imagen sin dañar el medio ambiente, entonces no se debería sacar la foto. Ninguna foto «vale la pena» si se dañan corales frágiles o ecosistemas precarios.

Nuestro trabajo como fotógrafos subacuáticos es usar nuestras habilidades fotográficas para registrar e interpretar lo que vemos bajo el agua. Sin duda, podríamos usar nuestras dotes artísticas para crear bonitas e impresionantes imágenes del mundo submarino, pero este tipo de fotos no representan lo que ocurre naturalmente bajo el agua y tampoco es honesto y ético.

Los fotógrafos que persisten en prácticas cuestionables en base a lo que otros hacen (fotógrafos, productores, pescadores, etc.) dirán que sus acciones son «menos» malas que las de los demás. Este tipo de creencia es un error y deberíamos ser juzgados por nuestras propias acciones y no justificarlas diciendo que otros hacen cosas «peores».

De la misma manera, en algunas zonas los guías de buceo suelen ser animados para ir más allá simplemente señalando sujetos fotográficos potenciales para sus clientes. Si esto te ocurriese, es importante decirles que no crees que esa es una conducta aceptable. Bajo el agua, esto debe señalarse con un movimiento de cabeza o con una señal de mano, seguida de una explicación de cómo quieres interactuar con el medio marino una vez que llegues a la superficie.

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No tocar

Es bueno saber que el acoso de las criaturas suele ser considerado como inaceptable por la mayor parte de fotógrafos subacuáticos. Mover o reposicionar animales físicamente para obtener una imagen mejor, enseñarles a hacer cosas que no harían naturalmente o cambiar el medio marino para crear una mejor imagen son actitudes incorrectas éticamente y son completamente deshonestas. Tergiversar cualquier imagen y las circunstancias de su captura es moralmente cuestionable en el caso de sujetos manipulados y aquellos que lo hacen raramente admiten que fue hecho de esa manera.

Por ejemplo, no se suelen encontrar pulpos en una columna de agua, pues prefieren mantenerse próximos al arrecife. En las raras ocasiones en las que lo hacen, bucean de manera activa, por lo que si la imagen muestra sus tentáculos haciendo aspavientos, es muy probable que el animal haya sido cogido y lanzado para obtener este efecto. Los pulpos tampoco suelen «nadar» encima de tortugas. Los cangrejos boxeadores viven y se esconden en los escombros del arrecife, por lo que la imagen de uno de ellos al descubierto significa que probablemente fue capturado y colocado allí físicamente.

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Interactúa en la manera propia del animal

Hay momentos mágicos en los que los animales salvajes deciden interactuar con humanos. Cada uno de esos momentos son increíbles y te cambian la vida. Poder capturar esos momentos con una cámara es un auténtico privilegio.

Por ejemplo, las focas grises (Halichoerus grypus) de la costa noreste del Reino Unido buscan interacción constante con buceadores y parece gustarles tanto como a nosotros. Las imágenes capturadas en la zona suelen mostrar animales salvajes interactuando físicamente con buceadores.

La clave es que el animal busque la interacción y/o que tenga la opción de querer interactuar o no. No hay nada malo en que un fotógrafo se una a un grupo de delfines mientras juguetean en el océano, pero si se alejan o se sienten molestos con su presencia, el fotógrafo no debería insistir.

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Decide cómo navegas

En nuestras vidas de hoy en día, en las que estamos conectados a internet y a las redes sociales, es fácil ver un montón de increíbles imágenes submarinas. Al ver fotos, hay una única regla: «si una conducta parece increíble, probablemente lo es”.

Sin embargo, los océanos son lugares increíbles, y a veces en el océano pasan cosas únicas e inesperadas. A veces un fotógrafo puede tener suerte y capturar esos momentos. Si vemos imágenes que parecen mostrar conductas cuestionables o que nos parecen cuestionables, deberíamos estar preparados para preguntar cómo fue capturada la imagen y tener una mentalidad abierta hacia la explicación del fotógrafo. A la vez, esta es una oportunidad para investigar y aprender más sobre los habitantes del mundo submarino.

La fotografía submarina nos permite compartir las maravillosas cosas que vemos bajo el agua con la gente que está en la superficie. Asegurarnos de que las imágenes que compartimos han sido tomadas de manera honesta y respetuosa con el medio ambiente depende de nosotros. Del mismo modo, si vemos imágenes que creemos que han sido tomadas de manera dañina, deberíamos estar preparados para averiguar si este es el caso y, de serlo, sugerir que es inaceptable actuar de esa manera.

¿Eres un nuevo fotógrafo subacuático? Lee más sobre estos consejos para iniciarte en fotografía subacuática.

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